La distancia no es obstáculo cuando de verdad hay disciplina por un deporte en específico. Miguel López Retana es fiel reflejo de ello, ya que domingo a domingo deja su comunidad de Cajones de Pérez Zeledón para vivir una aventura inigualable en la arena como jugador de Escazú.
Hace un tiempo conoció a Alonso Meléndez, entrenador del cuadro hechicero y aceptó la invitación que le hizo el estratega. Y realmente no lo defraudó, el sureño ha tenido varios partidos en Primera División y se le ve fuerte en la zona de atrás, mete pata y va bien por arriba.
“Sinceramente me ha gustado la disciplina, yo lo que hacía en Cajones era jugar en cancha abierta, conocí a don Alonso, me invitó a jugar, probé y me gustó, es una experiencia diferente”, sentenció López.
Para venir a jugar con Escazú hace un sacrificio de viaje de unas cuatro horas y durante la semana trabaja como jefe de seguridad en La Hacienda Alta Gracia en Pérez Zeledón.
“Me entreno por aparte porque entre semana es difícil trasladarse, corro, practico con balón, hago montaña, poco a poco me voy adaptando al juego. Cuando me toca partido me vengo a San José un día antes porque si no me queda muy pesado”, destacó López.
Este nuevo jugador de fútbol playa reconoció que disputar el balón en la arena es muy diferente a hacerlo en zacate, “es mucho más cansado el fútbol playa, más duro, uno corre diferente, hasta para patear hay que tener su técnica”.
López espera ir consolidándose de a poco en el equipo escazuceño.